Amado Dios, hoy me arrodillo ante Ti con un corazón lleno de fe y
esperanza, sabiendo que en tu infinito amor y poder no hay imposibles. Tú
eres el Dios de los milagros, el que abre caminos donde no los hay, el que
sana, restaura y transforma toda situación difícil.
Si es enfermedad, sánala.
Si es tristeza, consuélame.
Si es escasez, provee.
Si es incertidumbre, dame claridad.
Si es un problema imposible, derriba toda barrera y haz lo que solo Tú
puedes hacer.
Señor, yo creo en tus promesas. Creo que Tú me sostienes, que Tú me guías y
que Tú tienes preparado algo maravilloso para mí. Aunque hoy no vea la
solución, confío en que estás obrando a mi favor, abriendo puertas de
bendición y preparando el milagro que necesito.
Permíteme ver tu gloria en mi vida. Derrama sobre mí tu paz, tu fortaleza y
tu gracia, para que pueda esperar con paciencia y seguir adelante con fe
inquebrantable. No me sueltes de tu mano, Señor. Camina conmigo y muéstrame
el poder de tu amor en cada paso que dé.
Declaro en el nombre de Jesús que mi milagro está en camino. Que todo lo que
hoy me preocupa será transformado en un testimonio de tu grandeza. Y que muy
pronto, con gozo en mi corazón, podré decir: Dios escuchó mi oración y me
concedió lo que tanto anhelaba.
Gracias, Padre amado, por escuchar mi oración y porque sé que en tu
compañía, mi vida será buena, feliz y bendecida, Amén.
Hacer esta bella oración te permitirá acercarte a Dios para entregarle tu
vida, tus metas, tus necesidades y pedirle al Señor que intervenga de una
manera maravillosa en tu vida y te conceda aquel milagro que tanto anhela
tu corazón.
Amado Dios, con humildad y fe acudo a Ti en este momento. Tú conoces mi
corazón, mis luchas y mis anhelos. Por favor, concédeme un milagro y abre
caminos de bendición en mi vida. En Ti confío, Señor. Amén.
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